Mi carrete

El Grau de Castellón

Paseando cerca del puerto de Castellón pude comprobarse que el ritmo del tiempo es lo único que permanece constante. Todo lo demás, cambia. Intentamos buscar, en vano, un sitio en el que se comiera mal. Sólo por el gusto de cambiar. Estos sencillos mejillones estaban deliciosos. Desaparecieron del planto en un instante. Estábamos en el

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