Los proverbios son frases cuyo enunciado es prácticamente una sentencia. Tal como están construídos, nadie se atreve a toserle a quien los pronuncia. Sin embargo, tal y como pasa en cualquier frase famosa, y puesto que las hay que se contradicen entre sí, tampoco deberíamos tomarlos con la seriedad con la que están construídos. Salomón escribió la colección más famosa: «Libro de los Proverbios».
El hombre que hace su fortuna en un año debería ser ahorcado doce meses antes.
El caballo conoce por la brida al que lo guía.
Nunca pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió.
Tu secreto debe pasar a formar parte de tu sangre.
La tierra no tiene sed de la sangre de los soldados, sino del sudor de los hombres.
No hay árbol que el viento no haya sacudido.
Si un hombre te dice que pareces un camello, no le hagas caso; si te lo dicen dos, mírate un espejo
Mientras el tímido reflexiona, el valiente va, triunfa y vuelve.
Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo.
Durante la estación seca hay que hacerse amigo del dueño de la piragua.
Ningún amigo como un hermano; ningún enemigo como un hermano.
Los jóvenes van por grupos, los adultos por parejas y los viejos van solos.
La palabra debe ser vestida como una diosa y elevarse como un pájaro.
El necio dispara pronto sus dardos.
Estaba furioso de no tener zapatos; entonces encontré a un hombre que no tenía píes, y me sentí contento de mi mismo.
El hombre que hace su fortuna en un año debería ser ahorcado doce meses antes.
El caballo conoce por la brida al que lo guía.
Nunca pidas a quien pidió ni sirvas a quien sirvió.
Tu secreto debe pasar a formar parte de tu sangre.
La tierra no tiene sed de la sangre de los soldados, sino del sudor de los hombres.
No hay árbol que el viento no haya sacudido.
Si un hombre te dice que pareces un camello, no le hagas caso; si te lo dicen dos, mírate un espejo
Mientras el tímido reflexiona, el valiente va, triunfa y vuelve.
Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo.
Durante la estación seca hay que hacerse amigo del dueño de la piragua.
Ningún amigo como un hermano; ningún enemigo como un hermano.
Los jóvenes van por grupos, los adultos por parejas y los viejos van solos.
La palabra debe ser vestida como una diosa y elevarse como un pájaro.
El necio dispara pronto sus dardos.
Estaba furioso de no tener zapatos; entonces encontré a un hombre que no tenía píes, y me sentí contento de mi mismo.