Los proverbios son frases cuyo enunciado es prácticamente una sentencia. Tal como están construídos, nadie se atreve a toserle a quien los pronuncia. Sin embargo, tal y como pasa en cualquier frase famosa, y puesto que las hay que se contradicen entre sí, tampoco deberíamos tomarlos con la seriedad con la que están construídos. Salomón escribió la colección más famosa: «Libro de los Proverbios».
Los años son escobas que nos van barriendo hacia la fosa.
Cuando las vigas se rompen se reconstruyen; cuando los hombre mueren se les sustituye.
Se coge al toro por los cuernos, al hombre por la palabra y a la mujer por el elogio.
Más bello que una mujer sólo hay… dos mujeres.
Si no tienes el valor de perder de vista la costa, nunca podrás descubrir nuevos océanos.
Todos los hombres estamos hechos del mismo barro, pero no del mismo molde.
Vale mucho más morir intentándolo que vivir toda tu vida lamentándolo.
Nadie prueba la profundidad del río con ambos pies.
Por bueno que sea un caballo, necesita espuelas.
Como lo de aquí para allá es subida, lo de allá para acá es bajada.
No pidas una carga ligera sino una espalda fuerte.
No es grande el que siempre triunfa sino el que nunca se desanima.
La crueldad es la fuerza de los cobardes.
La luna y el amor, cuando no crecen, disminuyen.
Hasta la raíz más pequeña encuentra su leñador.
Los años son escobas que nos van barriendo hacia la fosa.
Cuando las vigas se rompen se reconstruyen; cuando los hombre mueren se les sustituye.
Se coge al toro por los cuernos, al hombre por la palabra y a la mujer por el elogio.
Más bello que una mujer sólo hay… dos mujeres.
Si no tienes el valor de perder de vista la costa, nunca podrás descubrir nuevos océanos.
Todos los hombres estamos hechos del mismo barro, pero no del mismo molde.
Vale mucho más morir intentándolo que vivir toda tu vida lamentándolo.
Nadie prueba la profundidad del río con ambos pies.
Por bueno que sea un caballo, necesita espuelas.
Como lo de aquí para allá es subida, lo de allá para acá es bajada.
No pidas una carga ligera sino una espalda fuerte.
No es grande el que siempre triunfa sino el que nunca se desanima.
La crueldad es la fuerza de los cobardes.
La luna y el amor, cuando no crecen, disminuyen.
Hasta la raíz más pequeña encuentra su leñador.