Saber decir no

Hay veces en las que no resulta fácil decir no a quien nos pide algo que va en contra de nuestros propios intereses, que nos perjudica o que, sencillamente, nos elimina la libertad de elegir lo que más nos gusta.

Muchas veces nos negamos por miedo:
– Miedo a que piensen que somos egoístas, malvados, inhumanos…
– Miedo a causar daño y sufrimiento, es decir podemos herir con nuestra negativa.
– Miedo a perder una relación o un puesto de trabajo. Miedo a perder algo importante para nosotros y, en definitiva, miedo a las represalias de nuestra forma de actuar.
– Miedo a crear un conflicto.
– Miedo a dejar de ser apreciados.

El miedo que sentimos aquí viene provocado por la anticipación de un riesgo que no es, al menos todavía, real. Debemos pensar en cuales son las probabilidades de que nuestra predicción se materialice.
Pensamientos como: «si le digo que no, pensará que soy una egoísta», «si me niego a hacerle este favor otro día no podré pedirle nada, o me puteará».

Al sentir miedo a que alguna de nuestras predicciones sucedan creamos una realidad imaginaria, inventada, pero que el pensamiento la hace real. El efecto que conseguimos es el bloqueo del pensamiento, nuestro cerebro se bloquea para evitar cualquier consecuencia nefasta que nosotros hemos imaginado.

Muchas veces tenemos la creencia de que negarnos a seguir con un favor que hacemos desde hace tiempo puede producir un desenlace fatal. Veamos un ejemplo: una mujer le pide a su amiga si puede ir a buscar a su hija al colegio. En principio ésta no tiene ningún inconveniente en hacerlo. Pero cuando esa costumbre se convierte en una carga porque le impide hacer otras cosas, se contempla la posibilidad de dejar de hacerlo. Pero antes hay que comunicarlo. Y cuesta hacerlo porque existe la posibilidad de que se enfade.

Pero analicemos un poco. Imagínate que tú le explicas a tu amiga que te encantaría apuntarte a yoga, que te sabe mal pero que, al menos los martes y los jueves, no podrás ir a buscar a su hija al colegio. Si tu amiga se enfada significa que no le interesan tus problemas, que no los toma en consideración y que, resumiendo, no te respeta. Únicamente le interesa que alguien vaya a buscar a su hija. Pero en realidad, es ella la que te está dando a ti un NO como una casa.

Es más que probable que incluso acabes sintiéndote culpable de los graves inconvenientes que la decisión de practicar yoga pueda causarle a tu amiga. Tal vez le suponga un coste económico que no puede permitirse, tal vez le obligue a un cambio radical de horarios o la adquisición de un vehículo (por ejemplo). Al final, tu amiga no se acordará de las cientos de veces que has ido a buscar a su hija, del beneficio que le has regalado durante tanto tiempo sin esperar nada a cambio, sino que te verá como una enemiga radical que la está perjudicando con su actitud egoísta. Esto es una trampa en la que no debemos caer porque cada uno nace libre y responsable de sus actos y el hecho de que tu amiga haya tenido una hija es algo en lo que no has intervenido.

¿Es eso amistad? ¿Qué pierdes? ¿Qué riesgo tienes?

LOS 3 TIPOS DE NEGATIVAS
La negativa parcial, que se da en los casos en que no se puede satisfacer totalmente las peticiones del interlocutor.

La crítica constructiva. Cuando se desea poner fin a una situación que no aporta nada.

La negativa total. Cuando la demanda del otro no beneficia en absoluto.

La negativa parcial
La negativa parcial consiste en destacar con mayor precisión los elementos de la demanda del otro que se pueden satisfacer y dar menos importancia a los elementos que no se quieren satisfacer.

La fórmula general es: «no tengo inconveniente en…., con la condición de…».

En lugar de negarme rotundamente a dejarle los apuntes a una amiga, busco la forma de dejárselos de modo que mi generosidad no me perjudique, ya que no quiero correr el riesgo de que los pierda, o de que no me los devuelva a tiempo. Así que le formulo la cuestión de la siguiente manera: «Estoy dispuesto a dejarte mis apuntes siempre y cuando hagas fotocopias ahora mismo y me los devuelvas en unos minutos. ¿Te parece bien?» La pelota está en su tejado.

La respuesta no parece una negativa, sino una aceptación. Es importante comenzar la frase siempre por la parte positiva.

La negativa parcial tiene como objetivo llegar a un acuerdo beneficioso para ambas partes.

La crítica constructiva
La usamos para que el otro interlocutor comprenda que una determinada situación se ha convertido en un problema par mí. Lo primero que debe hacerse es intentar hacer comprender los motivos que han podido llevar a la otra parte a actuar de esa manera. Seguidamente hay que describir el problema con precisión (día, hora, comportamiento), pero sin atacar a la persona. A continuación se describen las consecuencias que ese comportamiento ha tenido para mi (cansancio, pérdida de tiempo, estrés…). Y por último se formula una solución al conflicto que sea beneficiosa para los dos.

La fórmula es: «Entiendo que…, pero cuando tu (haces tal cosa), a mi me…, y creo que podríamos…

La negativa total
Se usa la negativa total cuando es imposible expresar una negativa parcial. Se da la negativa total cuando no se puede o se quiere hacer un determinado favor. En estos casos hay que mostrarse comprensivo ante el problema que tiene nuestro interlocutor. Hay que explicarle, en primer lugar, que no puedes hacerle el favor bien porqué ya tienes otro compromiso o bien porqué lo que te está pidiendo va en contra de tus principios. Inmediatamente proponle una solución alternativa a su problema.
La fórmula es «Entiendo que necesites…, pero yo…, aunque quizás podrías…

Por ejemplo, un amigo te pide que le acompañes al aeropuerto justo cuando ya habías quedado con otra persona. En este caso la fórmula sería «No tendría ningún problema en acompañarte si no tuviera ya un compromiso muy importante. Podrías llamar a otro amigo a ver si te puede acompañar o reservar un taxi cuanto antes». Conviene decir la frase entera, sin pausas entre la negativa a acompañarle y la solución que tú propones.

Es importante evitar decir cosas que puedan ofender al interlocutor (“no te acompaño porque hablas demasiado”) ya que alargaríamos los momentos de presión y la situación solo haría a peor.

 

FOTO: «Complet-cysoing-cso-004» by Jean-Louis Vandevivère – originally posted to Flickr as complet-cysoing-cso-004. Licensed under CC BY-SA 2.0 via Commons – https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Complet-cysoing-cso-004.jpg#/media/File:Complet-cysoing-cso-004.jpg

Deja un comentario