Miravet – Un pueblo con encanto

Miravet es un pequeño pueblecito de la provincia de Tarragona situado casi al final del recorrido del río Ebro. El río y su castillo son suficientes excusas para pasarse por ese encantador rincón lo antes posible.

 

Miravet y el río Ebro

El Ebro sale en todas las fotos de Miravet. Lo inunda todo. Da un generoso abrazo al paisaje. Es una saludable bocanada de calma. Al final de su viaje, más ancho, más tranquilo, más abundante y con más color, ofrece una vista y una visita agradables al viajero.

Sus orígenes son árabes prácticamente en todo. La actual iglesia se construyó sobre una mezquita. Y el Castillo, uno de los grandes atractivos de la zona, sustituyó a una antigua fortaleza islámica.

Los conflictos entre moros y cristianos no fueron los únicos. La actual iglesia ha tenido que ser reconstruida por haber sido bombardeada durante la guerra civil.

En el pueblecito se pueden encontrar varios talleres de alfarería que siguen fabricando cántaros, jarras y otros enseres que pueden apreciarse en los museos particulares ubicados en algunos de esos talleres.

 


El Castillo de Miravet

Fue construido por los árabes en un enclave en el que se podía divisar el más mínimo movimiento de sus enemigos, que eran todos menos ellos. Se construye en la cima de un cerro, cuya altura es de unos 100 metros sobre el núcleo urbano.

Aún así, a mediados del siglo XII, el castillo les fue arrebatado por los cristianos, remodelado y adaptado a una arquitectura románica cisterciense, es decir, una mezcla entre lo militar y lo religioso.

Está considerado como el segundo castillo románico más importante de España después del de Loarre (Huesca) y el que cuenta con más zonas cubiertas de toda Catalunya.

Su concepción final permitía cubrir todas las necesidades de sus habitantes, además de servir como fortaleza militar. Así, albergaban cisternas, bodegas, silos, caballerizas e incluso un templo. Los monjes le dieron una distribución más parecida a un monasterio que a un castillo.

Es conocida la Torre de la Sangre, cuya leyenda nos cuenta que en ella fueron ajusticiados unos cuantos soldados que no quisieron rendirse a tiempo. Y la Torre del Tesoro guardaba sus riquezas cuando las había.


El Paso de la Barca

A menos de un kilómetro del núcleo urbano, una estrecha carretera acaba en el río: ya no podemos continuar en coche. O sí. Porque nos encontramos con que podemos montarlo en una vieja barcaza que, sin gasolina, sin electricidad, sin viento, y sin energía propia, nos llevará al otro lado del río. Y con el coche a bordo.

Se servirá únicamente de la corriente del Ebro y de la habilidad del barquero.

La Barca de Miravet permite pasar el coche de un lado al otro del río respetando el medio ambiente.

Subidos en la barcaza, podremos contemplar la respetable anchura del río, la vegetación que lo rodea, un fantástico paisaje, y Miravet coronado por su castillo.

La barcaza sufrió daños importantes en las crecidas de 2014, por lo que se decidió no sólo repararla sino aprovechar la circunstancia para reconstruirla, reforzarla e impulsar después su uso turístico. En 2016 ya estaba en plena forma y funcionando mejor que antes.

Pero no fue ésta la única «lesión» grave de la barca. En la guerra civil fue bombardeada en su ubicación anterior, cercana al castillo. Tuvo que ser rescatada, reparada y, al final, la colocaron en el emplazamiento actual.




Los pasos de barca ya eran utilizados desde el siglo XII y mientras las carreteras y los puentes eran escasos y centralizados. La prosperidad ha puesto puentes en las carreteras y ha hecho las distancias más cortas y los servicios de transbordo a través del río han ido desapareciendo paulatinamente hasta dejar a la barca de Miravet como una especie en extinción que se resiste a desaparecer.

Esta zona, el tramo final del Ebro, está infravalorada turísticamente aún con sitios con tanto encanto como el propio Miravet. Pero la puesta en servicio de más barcas podría mejorar la situación.

 

 

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