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Antes de nada (y si es el caso), deberías aliviar ese dolor inmenso que te está ganando la partida. Es la mente que, herida, hace daño al resto de tu cuerpo. Si no estás bien, te será muy difícil salir de una ansiedad que acabará por dejarte sin fuerzas. Un consejo: déjate ayudar por un buen libro, específico sobre la ruptura de parejas, o, mejor, por mi maestro en el control de la mente. Éste último me ha ayudado mucho en los momentos más difíciles de mi vida. O por quien sea: si te faltan fuerzas, ¡déjate ayudar!
Y si hay que ir al médico, se va. Yo lo hice. Primero, el orgullo me lo impedía. Luego, lo agradecí.
Existen un sinfín de razones por las que las parejas pueden acabar una relación. Puede ser incompatibilidad de caracteres, por infidelidad, porque la relación se ha tornado tóxica, o quizá porque el amor se acabó.Y cuando no te quieren, no te quieren. Nadie puede forzar el amor, es imposible hacer que alguien permanezca con nosotros cuando su voluntad, su interés y su manera de hacer las cosas, nos demuestra que no le importa ya estar en una relación con nosotros. Es difícil aceptarlo, tenemos sentimientos encontrados, creemos y pensamos que vamos a morir de amor.
Y cuando no te quieren, no te quieren, por doloroso que parezca es importante reconocerlo e iniciar un proceso de reconstrucción personal. Tomar distancia, analizar y ver los motivos de la ruptura es lo más importante. Infinidad de parejas, no acaban de aceptarlo y entonces, asedian, buscan, se hacen los aparecidos, para finalmente encontrarse con desplantes, negativas, plantones, llamadas que no llegan y la vida empieza a girar en torno a las ausencias.
Enojos, rabias y tristezas aparecen. La vida en esos momentos carece de sentido. Porque cuando tu pareja ya dejo de amarte o de interesarse en ti, es importante mantener el respeto y la estima propia. Rebajarse a que le hagan caso, tirarse al piso para que regresen con nosotros y amenazar hasta con quitarse la vida, es una manera infantil y chantajista de controlar al otro para que no se vaya.
Más que la pareja, la autoestima y el auto respeto son condiciones para poder establecer relaciones más saludables. Sí tu pareja ya no te quiere, pues ya no te quiere. No digo que no duela, pero aunque duela es importante pasar el tramo y no quedarse ahí detenido esperando y esperando, a ver cuando al otro se le da la gana de volverme a ver.
Generalmente confundimos el amor con el apego. Una pareja en condiciones de equilibrio requiere de cuidado, de paciencia, de aprecio. Pero sí alguno de la pareja pasa sobre el otro, entonces es difícil formar una buena relación en pareja.
Para qué quiero estar con alguien que ya no siente lo mismo por mí? Seguramente se sentirá muy incómodo o incómoda de tener que estar conmigo. Para qué quiero una pareja que no va a tener más interés por mí, por mi persona, por lo que hago?
Cuando no te quieren, no hay más que vivir el proceso de duelo y emprender la retirada. Antes que empezar una situación de maltrato, abuso y desprecio. En realidad, ¿a qué le lloras?
• A una buena pareja que siempre estuvo comprometido o comprometida.
• A un orgullo lastimado por no poder retener a la pareja.
• A una relación que de entrada estaba terminada.
• A un vínculo en el que te sentiste en general frustrada o insatisfecha.
• A una serie de promesas incumplidas.
Cuando alguien ya no siente nada por ti, es mejor buscar unos buenos amigos, y pasar el rato, distraerse y continuar con el proyecto de vida personal. No es posible renunciar a todo lo que en la vida queremos y deseamos, porque un mal amor se nos fue.
Primero necesitamos crecer como personas, responsabilizarnos de nuestro dolor y hacer algo con ello, pero no denigrarnos en insistir en volver a una situación que no nos conviene ya de ninguna manera.
Recuperarnos significa volver a vivir, volver a salir con amigos, divertirnos, continuar trabajando, aunque por momentos sintamos que las fuerzas no nos alcanzan.
Morir de amor por alguien que ya no nos quiere, me parece poner el valor de mi persona en una relación en pareja con alguien que no valora ni lo que soy, ni quién soy. Lo más importante es no perder el valor propio, la dignidad y el respeto por mí mismo.
Sí no mantenemos esas tres condiciones en nuestros actos, entonces cualquiera puede hacer de nosotros lo que quiera, no sólo la pareja, sino todas las personas con las que nos vinculamos.
Primero necesitamos ser personas dignas de amor y de ser amadas y sentirlo y vivirlo en carne propia, y después entonces, encontrar una pareja que cuente con los mismos valores en su persona y definitivamente construir vínculos más saludables y enriquecedores.
Y cuando alguien te dice que no te quiere tanto en palabras como en acciones, sal de ese lugar y recupera tu sentido de valía y construye tu vida en otro lugar. No permitas más situaciones que puedan dañar más tu estima propia y tu concepto…
Porque sufrir porque alguien ya no te quiere es una situación realmente triste, no digo que no duela, digo que no es conveniente quedarse ahí…
Aceptar y seguir adelante es una posibilidad. Buscar psicoterapia es otra, contar con alguien en quién depositar todos los temores y las penas también…
Considérelo, tal vez valga la pena quererse más a sí mismo…
Sí alguno de los temas le parecen interesantes sería bueno que me escribiera y si no, también.
Gracias por leerme, mi misión e intención es la calidad de vida emocional…
Cecreto. Inc. Es un Centro dedicado a la calidad de vida emocional y cuenta con series diversas de temas de actualidad, como las relaciones padres e hijos, la relaciones en pareja, etc.
Y pone a su disposición, el lanzamiento de su E_Book: Cuando el amor en pareja se convierte en dolor. Con la adquisición de este material tienes tres consultas gratis con la autora vía e-mail. Si te interesa recibirlo, comprarlo y promoverlo… escríbeme y si no, también…
Artículo publicado en www.articulandia.com
Sobre el Autor:
Ana Giorgana
Hola soy Ana Giorgana. Soy Psicóloga y tengo una maestría en Psicoanálsis y dos especialidades terapéuticas. Cuento con un centro que puedes visitar en la red en www.cecreto.com. Colaboro y participo en varios programas de radio y en algunos periódicos. Formo terapeutas y realizo algunos proyectos comunitarios.
Realmente, no es fácil manejar una situación de este tipo. No obstante, queremos marcar unas pequeñas pautas para acercarte a una situación mucho mejor. El desamor, duele. Y mucho. Pero tan cierto como ésto (de que causa mucho dolor) lo es el que se puede salir como si nada hubiera pasado.
Consideraciones al respecto
Esta vida es complicada y, como decían Los Ronaldos, “tú la complicas más”. Y ese tú, por supuesto, no es nada personal: es genérico. El problema, al final, está en la mente. Es el pensamiento, es la reacción ante una determinada situación lo que te hace sentir mal. Permíteme, como aperitivo, unas pocas consideraciones racionales. Sí, claro, ya sé que la razón poco puede ante los sentimientos. Pero sé que sin que se imponga la razón, no hay salida. Así que, al menos, considera la posibilidad de buscar una solución lógica a una situación dolorosa.
El sentimiento, afortunadamente, no está sometido a la voluntad. Imagínate a una madre que pudiera decidir si quiere o no quiere a su hijo recién nacido. El amor, normalmente, que una madre siente por su hijo es incontrolable: no puede dejar de quererlo.
Del mismo modo, tampoco podría funcionar esto: “ahora voy a querer más al hijo de mi vecina que a mi propio hijo porque es más alto, más guapo y porque tienes los ojos azules”. Eso no pasa. Nadie puede decidir a quien quiere; nadie puede dejar de querer a quien quiere; ni nadie puede comenzar a querer cuando quiere. Ni dejar de hacerlo a su antojo.
No se puede obligar ni pretender que una determinada persona nos quiera. Si ni siquiera la otra persona puede influir en sus sentimientos, ¿cómo podemos pretender cambiarlos nosotros?
Imagínatelo al revés. Es probable que una persona que nos dé repelús esté completamente loquita por nuestros huesos. ¿Qué hacemos? ¿Decidimos enamorarnos de ella? ¿Cómo lo hacemos para enamorarnos de alguien que no nos atrae en absoluto? ¿Es posible? Y si lo fuera, ¿sería viable? O, al contrario, ¿no sería más bien una pesadilla? ¿Quien nos otorga el derecho de que otra persona nos quiera si no podemos cumplir con la obligación de amarla?
Las cosas son como son. Algunas pueden cambiarse, otras no. Podemos dedicar todas nuestras energías para las que pueden cambiarse. Pero defallecer para intentar lo imposible, es obstinación, es malgastar el tiempo, la mente y la propia inteligencia. Entre la lucha eficaz y la inútil obstinación hay una fina línea que no siempre sabemos ver. La inteligencia, muy a menudo mitigada por la emoción, debería saber distinguir entre cuando una situación puede (y debe) cambiarse, y cuando no. Obstinarse en lo imposible es la opción menos inteligente de las posibles. Es morirse lentamente en vida.
Es absurdo malgastar tus fuerzas intentando detener el viento, derribar una muralla a cabezazos o pretender que alguien que no te quiere, te quiera. Acepta al mundo tal y como es: cambia lo que puedas cambiar y acepta el resto tal y como es. Si llegas a aceptar esto tan evidente, habrás dado un gran paso hacia tu bienestar. El siguiente paso será gestionar tu dolor. Pero eso es mucho más sencillo.
¿Cómo te sientes con esa persona? Es como la prueba del 9: si cada vez que la ves te sientes fatal (aún cuando no puedas pasar sin verla), es que esta persona te está manipulando. En resumen, no te conviente. Y lo mejor que puedes hacer es salir corriendo lo más lejos que puedas de ella y cortar todo tipo de comunicación. Aparta toda relación tóxica de tu vida. Al final, tendrás que hacerlo igualmente. Pero hay un pequeño detalle: cuando más pronto lo hagas, más sufrimiento vas a ahorrarte y más tiempo estarás alejado de una espiral realmente penosa. Esta vida es demasido corta como para que se la dediques a quien no le importas. Esta vida es demasiado corta como para esconderte de miles de personas con las que serías feliz a su lado.