Clasificando a nuestros enemigos

Conseguir y conservar un amigo es algo que, las más de las veces, no resulta nada fácil. Pero con los enemigos, la cosa es automática. Hay una frase que lo sintetiza: «Los amigos, van y vienen; los enemigos se acumulan». No hay que hacer demasiados esfuerzos para ganarse enemigos. A veces no sabemos las razones que los mueven a seguir estando ahí, dándonos jarabe de palo sin haber tramitado solicitud alguna para tal suministro.

No sabemos si Goethe tuvo tantos enemigos que necesitó clasificarlos por grupos. Pero así lo hizo. Quiso entender las causas de esta molestia. Transcribimos literalmente parte de sus reflexiones sobre el tema:

Los enemigos por estupidez
Son aquellos que no me entendieron y me criticaron sin conocerme. Esta masa considerable me ha causado mucho aburrimiento a lo largo de mi vida, pero hay que perdonarlos, pues no sabían lo que hacían.

Los envidiosos
Esta gente no está dispuesta a aceptar la felicidad y la honorabilidad que me he ganado con mi talento. Tratan de minar mi fama y de buena gana me aniquilarían. En cambio, si yo fuera desgraciado, me dejarían en paz inmediatamente.

envidia

Personas con falta de éxito propio
Entre ellas hay algunos talentos destacados, pero no aciertan a perdonarme que yo les haga sombra.

Enemigos con razón
Pues como yo soy un ser humano y, como tal, no estoy libre de defectos y debilidades, tampoco mis escritos pueden estar exentos de ellos. Pero como me he tomado en serio mi formación y nunca he dejado de trabajar en mi propia dignificación, he vivido siempre en continuo progreso, de modo que muchas veces se me ha reprochado un defecto que hace tiempo he dejado atrás. Esta gente es la que menos me ha afectado, pues me disparaba cuando yo ya estaba a millas de distancia.

Enemigos por su forma distinta de pensar y opiniones divergentes
De las hojas de los árboles se dice que no hay dos iguales, por lo que entre miles de personas resultará aún más imposible encontrar a dos cuya forma de opinar y de pensar armonice plenamente. Partiendo de esta base, debería asombrarme mucho menos el gran número de mis adversarios que la circunstancia de que todavía conserve tantos amigos y seguidores.

Resumiendo, los peores enemigos que podemos acumular son los envidiosos y los que viven sumidos en la frustración.

FOTO 1: http://www.picturecorrect.com/news/pulitzer-prize-winning-photojournalist-horst-fass-1933-2012/
FOTO 2: Gabriel S. Delgado C.

 

 

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